DIÁLOGO.

¿Quién gana con la reforma energética?

Mateo Calvillo Paz.

 Sacerdote.

 Mateo Calvillo¿Conoces algún mexicano que sienta que la reforma energética va a cambiar su suerte de pobre? Muchos están desmotivados, no les interesa la política, otros sienten que las reformas que se traen el Ejecutivo y los legisladores realmente no son para ellos, que benefician a una élite, no a la Nación.

Se ha anunciado con bombo y platillo la reforma energética. Enrique Peña, el servidor de los mexicanos, le dio toda la solemnidad al acto de la propuesta. Se presentó como la noticia del sexenio en el estilo grandilocuente de la clase gobernante.

Anuncia Peña que traerá más dinero al bolsillo de los mexicanos, esa muletilla la habíamos oído. ¿Qué querrá decir cuando los gasolinazos encarecen la vida frecuentemente más que en el sexenio pasado, cuando la inflación empieza a aumentar? ¿Quiénes son los mexicanos en el discurso oficial?

En las palabras de los gobernantes, qué hermoso y próspero es México, realmente tiene el lugar que se merece. ¿Así es el mundo de la clase dirigente y dominante? tal vez ellos se lo creen por que no comparten la suerte de los pobres.

¿A quiénes beneficia realmente la mencionada reforma, a la iniciativa privada, al gran capital nacional o extranjero o al gobierno, es decir a los políticos?.

Más allá de la visión pragmática, tecnócrata, a corto que trata de números y resultados materiales, dinero y ganancias, en nuestra reflexión tomamos la visión integral del hombre. Este es más que un ente de producción, consumo y ganancia, es ser espiritual y material, con su búsqueda de felicidad y su destino trascendente.

Se deben poner en su lugar las personas y estructuras que tienen a la paraestatal en la quiebra. Hay que cambiar o suprimir el sindicato, no en el texto sino en los hechos, es buena medida responsable de la situación del PEMEX.

Hay que contar con la corrupción, que tiene manifestaciones brutales, de una prepotencia y despotismo inaudito,  sin escrúpulos, para salir con la suya teniendo como meta el poder y el dinero. La dimensión moral de la reforma es imprescindible y parece estar por encima de las preocupaciones oficiales, no está ni como programa ni como programa ni como eje. Y pensar que la corrupción es el motor que mueve todo el sistema gubernamental.

Por lo demás, la importancia estratégica del petróleo ha bajado mucho en los últimos tiempos. Ya no es lo que era con las nuevas tecnologías, el progreso sustentable y el daño a la naturaleza que acompaña el consumo de combustibles fósiles.

Hay que considerar el problema con una visión integral de la existencia humana, con su horizonte de trascendencia y de eternidad. Hay analizar y valorar la reforma a la luz de la persona humana, centro de la vida social, con su dignidad de hijos de Dios y hermanos de los hombres, con los grandes valores y principios que de ahí dimanan, el Bien común, los pobres y débiles, la naturaleza.

¿Qué papel juega la gran familia mexicana, el DEMOS, el cuerpo social democrático, el pueblo que piensa y que tiene derecho a decidir, el soberano a quien sirven las instituciones y reformas en esta iniciativa?

¿Quién vela por sus derechos? Todos andan preocupados por guardar las formas, el texto de la reforma a la carta magna y se les escapa el Bien Común real.

Y las multitudes de mexicanos deambulan marginados de las grandes decisiones de interés nacional. Siguen mostrando una gran carencia de formación humana, cívica, democrática  porque los gobiernos pasados azules y tricolores colores no hicieron la tarea de entrenarlos para participar maduramente en sus deberes de entrenarlos para participar maduramente en sus deberes democráticos.

Se quedan fuera de la jugada viendo como unos cuantos, presuntamente elegidos por el pueblo, deciden de su riqueza y de su suerte histórica.

¿Qué debemos hacer aquí y ahora los hijos de esta noble y rica familia mexicana? No es digno dejar que nos manejen como un rebaño de ignorantes e irresponsables que declinan el cumplimiento de sus deberes graves de llevar al país, en los hechos no en los discursos, “al lugar que se merece”. Perdón por la muletilla, hay que llevarlo a un destino, rico y glorioso, de vida digna para todos, hasta los pobres.

Deja un comentario