CONTRASTES.

El sueño.

Teodoro Barajas Rodríguez.

Abogado.

Teo BarajasHace casi cincuenta años Martin Luther King pronunció un emotivo discurso titulado Yo tengo un sueño, mismo que conmovió por su contenido, elocuencia y contexto en aquellos años de cambio, oprobio pero también de esperanza.

Martin Luther King se encontró a la sombra de la estatua de aquel presidente que aboliera la esclavitud en el vecino país del norte, Abraham Lincoln, ante decenas de miles de simpatizantes que marcharon en Washington a favor de los derechos civiles. El sueño de la libertad, la unidad, en el mensaje Luther King señaló enfático que se rehusaba a creer que el banco de la justicia estuviera en quiebra.

El racismo, la discriminación en el país que postulaba que los hombres nacen libres e iguales fueron equívocos cotidianos. En nuestro tiempo prevalece la discriminación, los que alientan la superioridad racial aún se reúnen para patentizar sus locuras y dejar de relieve su miserable existencia.

Luther King señalaba que no eran libres los afroamericanos, la brutalidad policiaca, la segregación y otros abusos eran las nuevas cadenas, los nuevos grilletes que se oponían al ejercicio de la libertad.

Vidas con testimonios abundan, sean estos sublimes o vanos. Luther King al igual que Mahatma Gandhi o la madre Teresa de Calcuta son de esas historias edificantes que destacan en medio de los otros, aquellos que siembran metralla y muerte.

Resulta paradójico el que mucha gente luche por los derechos mientras muchos más asesinan, mienten o socavan. Una eterna lucha, algo así como lo que nos cuenta aquella novela La historia sin fin.

Las injusticias no han terminado, digamos que el sueño de Martin Luther King es la aspiración, el ideal a favor de la unidad para que algún día, como lo dice en el epílogo de su pieza retórica pronunciada el 28 de agosto de 1963, se unan los cristianos, judíos, gentiles, blancos, negros, amarillos y todo el mundo para cantar aquel viejo canto espiritual somos libres al fin.

La utopía está viva, sin ella nos condenaríamos irremediablemente a la nada, al conformismo más patético, el sueño de Luther King aquí está a la espera de combatir a los molinos de viento que son los nuevos monstruos diseñados por los dueños del dinero y fabricadores de la injusticia más empoderados que nunca.

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