EL VALOR DE LA ACCIÓN.

¿Verdaderamente necesario?

Alfonso Rios Ruiz.

Poncho REn una encuesta internacional hecha pública en 2012, la mitad de los encuestados admitieron haber comprado cosas que no necesitaban. Lamentablemente muchos consumidores han caído en la trampa de endeudarse cada vez más. Los entendidos señalan que el consumismo, lejos de producir satisfacción, crea tensión e infelicidad. Entonces, ¿verdaderamente es necesario comprar tanto?

Estamos siendo bombardeados sin piedad por la mercadotecnia con el objetivo de convertir los deseos en necesidad. Los mercadologos saben que las emociones influyen mucho en el consumidor.

Para no ser víctimas de la mercadotecnia pongamos a un lado las emociones y comparemos las promesas publicitarias con la realidad.

Una promesa es mejorar la calidad de vida, los publicistas desean hacernos creer que podemos ver cumplidos todos nuestros anhelos, la realidad es que la presión de las deudas nos crea más estrés y el tiempo para la familia y las amistades se reduce.

Otra promesa es el obtener prestigio, al comprar nos sentimos competidores con los amigos, vecinos, compañeros de trabajo y familiares, de ahí que los anuncios publicitarios nos muestran personas exitosas y estables económicamente, la realidad es que aun comprando en exceso nunca nos sentiremos satisfechos. Tan pronto como consigamos algo, desearemos algo más.

Una última promesa es definir una identidad, al comprar reflejaremos quienes somos mostrando nuestros bienes, la realidad es que ningún artículo que compremos puede cambiar quienes somos ni aportarnos cualidades.

Consideremos con ello que aunque tengamos el poder adquisitivo habrá siempre atribuciones dignas de sobresaltar como lo es la honradez y la lealtad.

El Valor de la Acción es tener la sabiduría para tomar la mejor decisión entre lo que se estima como necesidad y prioridad y lo que será aquello que nos conlleve a la preocupación y el doble esfuerzo por adquirirlo, que en poco tiempo ya no nos será del todo útil.

 

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